La Sensibilidad En Nuestros Niños.

Aprenda cómo ayudar a nuestros niños a ser más felices.

Una cualidad que tiene nuestro niños al nacer es la sensibilidad. Quien la posee puede relacionar los hechos de la vida cotidiana con sus sentidos y emociones. La sensibilidad es la facultad de experimentar emociones físicas, que es parte de una función de los nervios. Esto se relaciona con el proceso psíquico de la percepción y con la facultad de sentir. Es parte de los procesos afectivos.

Es de vital importancia que desde la primera infancia nuestros niños conozcan acerca de sus emociones, ya que estas juegan un papel primordial en cuanto a cómo nos relacionamos con el mundo, son de hecho los sentimientos el puente, el axis mundi entre nuestro mundo interior y el mundo exterior

La comunicación entre padres e hijos es fundamental para que exista armonía en el hogar y se establezcan entre nosotros lazos afectivos perdurables. Hablar con nuestros niños sobre lo que han hecho, lo que han aprendido, o con quién han estado es una excelente manera de conocerlos, pero un paso más es que nos cuenten cómo se han sentido, si han estado alegres, tristes o enfadados.

 

¿Cómo saber cuándo un niño es sensible?

La sensibilidad en los niños es fácil de reconocer. Se deleitan con el contacto personal, el afecto y el cariño físico. Son más sensibles a las palabras, a los gestos, vibran con la música y relacionan olores, colores, sabores y aromas con experiencias de su vida.

Sorprenden a sus padres y familiares con las habilidades que poseen para evaluar a las personas, es como si tuvieran un sexto sentido. Son capaces de predecir o sentir lo que el otro hará, son receptivos a las expresiones de la cara, mirada y la tensión de la mandíbula.

 

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Alegría y tristeza

Estos pequeños se emocionan fácilmente: sienten pena, amor o alegría ante un cuento, durante una película o cuando una persona pide dinero en la calle. Se angustian cuando sus profesores o padres los regañan o cuando su amigo no quiere jugar con él.

No poder entender estos sentimientos como una parte más de sí mismo, con la que toda persona debe convivir los puede llevar a la frustración. Es importante pensar en nuestros sentimientos cómo un sistema más, idéntico al restos de sistemas fisiológicos que componen nuestro cuerpo material y que este al igual que un pulmón o un hígado se ve afectado por su relación con el entorno. Así podremos enseñar a nuestros niños que si existe un malestar emocional, lo más probable es que las causas de este se encuentren en nuestra experiencia con el mundo, y que podemos desde nuestro propio ser dar con el origen de ese malestar para poder sanar y llegar a ser más felices.

 

Group Of Children Playing In Park

 

Lo mejor sería que nuestros hijos, cuando quieran reír rían, cuando quieran llorar, lloren, cuando sientan una injusticia, pidan justicia, y cuando sientan arrepentimiento ante un error, pidan perdón. Para ello, nosotros volvemos a ser sus modelos, somos los más indicados para proporcionarles las herramientas necesarias. Muchos padres y madres sufren mucho ante la falta de expresión amorosa y sincera de sus hijos a los que tanto han dado.

La sensibilidad implica ser sensible a todo lo que nos rodea: a las plantas, a los animales, a los árboles, al cielo, a las aguas del río, al pájaro que vuela; y también a los estados de ánimo de las personas a nuestro alrededor, al extraño que pasa cerca de nosotros. Esta sensibilidad genera la cualidad de una respuesta generosa, no calculada.

Autor entrada: sowelu

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