El pasado no tiene nada nuevo que ofrecerte

Es frecuente encontrarnos pensando en cosas que ya no deberían importarnos o sintiendo algo que no deberíamos sentir. A veces los recuerdos son como sombras que nos persiguen, que se suben a nuestra espalda y que nos impiden seguir.

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Estas sombras a veces son tan tormentosas que bloquean nuestra alma. O sea, se convierten en esa piedra con la que tropezamos una y otra vez, con la que nos “encariñamos pero detestamos”. Deseamos no tenerla en nuestra vida pero, sin embargo, no nos imaginamos la existencia sin ella. Resulta bastante insensato pensar que puedes amar de verdad algo con lo que te tropiezas y te haces daño. Y es que en realidad el tiempo te hace entender que superar el pasado no consiste en olvidarlo, sino en comprenderlo.

 El infierno de vivir en el pasado

Se dice que la vida tiene tres accidentes geométricos que debemos evitar: los círculos viciosos, los triángulos amorosos y las mentes cuadradas.Probablemente si nos examinaran del conocimiento de alguno de ellos sacaríamos matrícula de honor.

Es difícil hablar de esto, pues significa que vivimos atrapados en parte de nuestro pasado y que nuestras emociones presentes se encuentran estancadas en algo que, de cara al mundo, deberíamos haber superado ya.


Precisamente vivir con la esperanza de que el tiempo lo cura todo es lo que nos está matando, porque en vez de limpiar el polvo de debajo de nuestra alfombra dejamos que se acumule más y más como si no fuese a afectarnos.

Imaginaos que un alérgico al polvo deja que se acumule la basura pensando que mientras no la tenga a la vista no le va a afectar. Qué tontería, ¿verdad?


Pues nosotros hacemos lo mismo con nuestras emociones. No aceptamos que tenemos que limpiarlas y, como consecuencia, no hacemos nada poner el remedio antes de que llegue la enfermedad.

Es entonces cuando los dolores nos cogen “por sorpresa” y con las defensas bajas, tiñendo nuestro presente con la negrura de un gran pesar. De esta manera tan cruenta aprendemos que cubrir la herida no nos ayuda a que cicatrice, sino a que se mantenga abierta.

Todo momento es bueno para pisar nuestro pasado, para arrancarnos el collar y para buscar la llave de nuestro candado. Si el tiempo no quiere recoger nuestras lágrimas es porque tiene que enseñarnos que podemos ser fuertes si vivimos con nuestra debilidad.

La vida es un continuo presente, sólo debes darte cuenta de que lo único que tienes es el AHORA, el ayer ya fue y el mañana será. Preocúpate ya de comenzar a vivir en este preciso momento.

«En el pasado no se vive, del pasado se aprende y es un gran error vivir recordando un tiempo que ya no tiene futuro.»

Autor entrada: sowelu

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